lunes, 27 de enero de 2014

27/01: Real Vol. 6



27/01: Real – Vol. 6 (226 Págs.)
Takehiko Inoue – Editorial Ivrea 2008

Llegó el momento de reseñar una de las obras de Takehiko Inoue. Un error que no haya sido reseñado antes, por mi fanatismo por el autor. Este monstruo del noveno arte, supo cautivarme con obras que se salen de lo convencional, exploran otras posibilidades del manga, no integran el mainstream, y sin embargo son éxito en ventas. No es poca cosa. La obra en cuestión es Real, una serie intimista y experimental, que te deja pensando cada vez que terminas un capítulos. Una serie en donde todos los silencios, todas las viñetas, todas las expresiones faciales tienen un fuerte significado. Una obra que tiene al básquet como tema (debido a la pasión de Takehiko por ese deporte), pero no es una serie “sobre” básquet. Si no que lo toma como un elemento más, algo que define la personalidad de los personajes. Y en esta obra de arte, se ve más que nunca el progreso de los personajes, de personalidad tan reales, que hacen que el lector pueda identificarse. Nos llega al país gracias a Editorial Ivrea, que trae los tomos de su filial española, son sobrecubiertas, 8 páginas a color y traducciones del conocido e informativo Agustín Gómez Sanz. Este tomo fue publicado en Julio del 2008, y está integrado por los capítulos 31 al 36.
 La historia, a grandes rasgos, nos cuenta las peripecias de tres personajes. El primero, Totomi Nomiya, es un joven con problemas de conducta, que deja la escuela después de un accidente en moto, en donde deja en silla de ruedas a Yasumi, una chica que acababa de conocer. Si bien tiene escenas que nos dan gracia, es un personaje complejo, ya que pasará los días tratando de ser mejor persona. Luego tenemos a Kiyoharu Togawa, un joven atleta que por una rara enfermedad deben amputarle una pierna, y entonces se dedica a mejorar en el básquet en silla de ruedas. Y por último, a Hisanobu Takahashi, un ex compañero de Nomiya, que se cree superior a los demás, y queda en silla de ruedas luego de un accidente.
 En este sexto tomo, cae el protagonismo entre Nomiya y Takahashi. El primero, intentando acomodar su vida, mediante su trabaja en una compañía de mudanzas, mientras busca un objetivo en su vida. Pero los galardones se los lleva Takahashi, quien pasa a vivir con su padre, después de que se resigne a su recuperación en el hospital, y su madre sufra un pico de presión. La relación de Takahashi y su padre, que lo abandonó hace años, es simplemente genial. Los recuerdos de su niñez con su padre, su trauma de abandono, su mirada despectiva hacia él, todo está perfectamente detallado. Y el final del tomo simplemente es para lagarse a llorar. El autor nos muestra cómo puede dejar al desnudo los sentimientos de sus personajes, en un grito de desesperación.
 Después de alabar tanto esta obra, no queda mucho que decir del dibujo. Simplemente, Takehiko logra hacer escenarios reales, rostros reales, expresiones reales, miradas reales. Es impresionante lo bien que le sale dibujar las caras de los niños japoneses.
Realmente es una obra para no serle indiferente, y tener entre las series imprescindibles que uno tiene que leer más temprano que tarde.

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