viernes, 16 de mayo de 2014

16/05: Dengue



16/05: Dengue (96 Págs.)
Rodolfo Santullo y Matías Bergara – Grupo Belerofonte 2012


No aguanté mucho tiempo y vuelvo con el guionista uruguayo Rodolfo Santullo, autor del cómic 40 Cajones reseñado hace unos días. Esta vez hace equipo con su compatriota Matías Bergara en dibujos, y el dúo funciona a la perfección y en esta obra la descosen. Tanto es así que la obra fue publicada gracias a la Ley de Fondo Concursable para la Cultura que entrega la Dirección Nacional de Cultura de Uruguay. Y por si esto fuera de poco, se convirtió en el cómic más vendido en el país oriental. Y hasta podríamos estar hablando de una historia con aires a El Eternauta, pero ubicado en Montevideo en lugar de Buenos Aires (los protagonistas no pueden salir a la calle si no es con un traje especial como un homenaje), no en vano los autores dedican la historia a Oesterheld y Solano López, los autores de El Eternauta.

 Hablando de la historia en sí,  estamos en un futuro próximo de tintes apocalípticos, donde los mosquitos oscurecen los cielos de Montevideo. Cuando una persona es picada por un mosquito portador de dengue, tiene inmunidad. Con dos picaduras, es peligroso. En la historia ha habido una mutación del virus. La versión hemorrágica sigue campeando (de hecho, basta observar la segunda página para ver cómo el trabajo de Bergara nos introduce pronto en el horror: los cielos amarillentos, los verdosos infectados en sus carpas de tul y las montañas de cuerpos en la calle que recuerdan las imágenes que todos hemos visto alguna vez del Holocausto); pero a este cataclismo sanitario se suma la existencia de mutantes: híbridos hombres-mosquito, el resultado de haber sido infectado por tres serotipos del virus. ¿Cómo es esto posible? ¿De dónde viene la variante que produce la mutación?


 Santullo construye, también, una historia híbrida, entre lo policial y la ciencia-ficción. En el IDED (instituto gubernamental dedicado a la investigación del dengue y a la búsqueda de una solución definitiva) ha habido un asesinato. Aquí entra en juego el protagonista de la historia, el sargento Pronzini. El acierto de Bergara en la caracterización de Pronzini es notable: la complexión, fisonomía y gestualidad del personaje se corresponden con sus rasgos psicológicos e intelectuales. Descuidado, informal, desencantado, escéptico, corajudo más que valiente, “derecho” más que idealista. No es un anti-héroe, pero no le interesa ser un héroe. Una vez instalada la situación (salir con trajes a la calle, el Estadio Centenario cerrado en un domo), aparece la coprotagonista de la historia, la periodista Valeria Bonilla, caracterizada con ambición y determinación. Rápidamente, pese a sus diferencias iniciales, Bonilla y Pronzini quedarán en el mismo bando, luego de la aparición de El Príncipe, que es un ario perfecto (alto, musculoso, rubio) excepto por las cuatro alas membranosas en su espalda. El caso es que El Príncipe es una versión perfeccionada de hombre-mosquito que viene a ofrecer un trato: convivencia pacífica entre humanos y mutantes. A partir de ese punto, comienza el clímax de la historia, una escalada de acción que incluye más mutantes, crímenes, persecuciones y tiroteos en la Ciudad Vieja.

Algunos aspectos que no quiero dejar de señalar: Las referencias humorísticas de Pronzini se apoyan casi siempre en la mención de cierta cultura audiovisual, estableciendo un diálogo cruzado con ese bagaje que el lector trae consigo. Esto lo convierte en un personaje auto-consciente de su condición de criatura ficticia y de su rol en la historia. Santullo utiliza este recurso sólo con Pronzini, los demás personajes viven plenamente en el mundo de la ficción, y esa dosificación es la que le permite construir una historia que no se convierta en una parodia.

 De hecho, más allá de todo, “Dengue” es una obra serie y que además tiene como condimento una fuerte crítica al sistema. Pronzini observa cómo aquellos que pueden viven protegidos en sus casas, respirando el aire purificado que sale de sus acondicionadores, mientras los habitantes de los cantegriles ahuyentan a los mosquitos con el negro humo que sale de la basura quemada en tanques. Conoce también las maneras de funcionar de la política, el mercado, los medios de comunicación. Y Es más fácil imaginar una invasión de mutantes hombres-mosquito en Montevideo que soñar con canales de televisión que no se aprovechen de la alarma pública o empresas que no consigan volver rentable el horror. Es por eso que en el final, de manera prágmatica Pronzini se pregunta: “¿Qué hace la “gente común” en este orden dado de las cosas?”. “Seguimos como se pueda” se contesta.

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