sábado, 20 de septiembre de 2014

20/09: Bife Angosto



20/09: Bife Angosto (94 Págs.)
Gustavo Sala – Ediciones de La Flor 2008

Como mañana se festeja El Día de La Primavera, da para estar de muy buen humor, muy arriba. Y si hay algo para leer que te ayude a un gran estado de ánimo, es sin duda el humor del historietista Gustavo Sala. Y digámoslo de una vez, Gustavo Sala se va al carajo. Y en mi forma de escribir normalmente correcta, medida y cuidada, parece una barbaridad decir eso del primer tomo recopilatorio que Ediciones De La Flor publicó sobre Bife Angosto, la tira que el marplatense publicaba cada jueves en el Suple No de Página/12. Pero no es una barbaridad. Apenas un intento de decir las cosas acorde al lenguaje que propone Sala.

No hay muchos otros modos de hacerlo. Sí, podría decirse que las tiras pergeñadas por Sala exceden todos los límites, todos los temas, todos los mundos. Pero son tiras inequívocamente rockeras. Incluso las que nada tienen que ver con la música y los mundos que coquetean con ella. Como el rock, estas tiras tienen su propia lógica.

 Suele decirse de Sala que sigue la línea del humor “absurdo”. Él no disfruta de esa categorización bastardeada. Un poco por la propia lógica interna de su obra y otro tanto porque detrás de esa “clasificación” muchos críticos esconden el ridículo o la falta de talento, cuando Sala no cae en la primera y da sobradas muestras de tener buenos genes humorísticos.
 Es cierto que hay que entrar en sintonía con su modo de hacer humor, pero ¿acaso no hay que sintonizar con todos los modos humorísticos? ¿Cuál es la coherencia interna en los relatos de Sala? Esa que le permite no tener personajes fijos, aunque sí recurrentes, y sin embargo tener un universo claro. Leer el tomo recopilatorio da algunas pistas, porque pone al lector de cara con una sobredosis de Gustavo Sala. Quien se banque la acidez, quizás encuentre que una clave puede estar en la literalidad y en la desmesura de su trabajo. Los de Bife Angosto son personajes e historias desmesuradas en todo el sentido de la palabra: no tienen medida, se salen del cuadrito, lo llevan al extremo. Sus tiras son en sí mismas inconmensurables, van hacia extremos inalcanzables y no dejan de ser un lenguaje llevado a su literalidad más extrema, violenta y graciosa.
Pero Bife Angosto no es un “vale todo”. Funciona de modo tal que lleva un poquito más allá del límite las situaciones y los “tipos” de personaje que propone. Ahí está el fanático de los Redondos, tan reducido, tan chato in extremis en su ser que no puede responder a ninguna situación más que diciendo “aguante los Redondos”. Cada quien conocerá su ejemplar de este estilo (ricotero o de otro palo), ¿pero cuántos llegan tan lejos y se convierten así en risibles, en lugar de ser sólo patéticos? Es curioso, porque Sala habla de rock, y termina hablando del lenguaje. Donde una artista “mata” desde el escenario a su público a fuerza de canciones aburridas. ¿Por qué decimos “me mató de aburrimiento”?, parece preguntarnos. ¿Será por eso que tiene tantos personajes imprenteros?
Lo dicho: Sala se va al carajo. Incluso más: se va bien al carajo. No suelo soltar carcajadas con las lecturas que hago, pero Bife Angosto hizo que soltara cientos de carcajadas, sonrisas, y hasta dejarme el ánimo bien alto.

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