viernes, 26 de septiembre de 2014

26/09: El Hombre del Ciguri – Colección Metal Hurlant Moebius



26/09: El Hombre del Ciguri – Colección Metal Hurlant Moebius (56 Págs.)
Moebius – Norma Editorial 2013

La publicación del trabajo realizado por Moebius en la revista Metal Hurlant, la popular publicación de ciencia ficción editada entre mediados de los años setenta y hasta finales de los años ochenta, siguió su curso en España de la mano de Norma Editorial, de los cuales por Amazon he comprado los cuatro primeros tomos. En este segundo tomo, dejando ya a un lado los relatos cortos de The Long Tomorrow, aunque sin abandonar cierto tono folletinesco casi innato en Moebius, encontramos una historia de ciencia ficción surrealista titulada El Hombre del Ciguri la cual en realidad resulta una continuación de El Garaje Hermético que Norma Editorial, por alguna extraña razón, publicará en el sexto número de su colección. En todo caso, en ambas historias tendremos la oportunidad de conocer a uno de los personajes más populares e icónicos de Moebius: el Mayor Grubert.

 Este explorador, antihéroe de la las tierras aleatorias y planos temporales en los que lo hace moverse su creador, es una especie de alter ego del agente secreto Jerry Cornelius, un atípico personaje creado en 1965 por el escritor Michael Moorcock en pleno delirio de la ciencia ficción new wave. Este ha sido un referente en el mundo del cómic para nombres como Grant Morrison, Bryan Talbot, Alan Moore o el mismo Moebius.
 En El Hombre del Ciguri vamos a encontrar una propuesta eminentemente experimental, con un apartado gráfico en el cual Moebius se muestra intratable y revulsivo, creando realidades, universos y corrientes temporales con una sencillez pasmosa e inquietante. La historia resulta en un laberinto de situaciones y personajes, un relato sin hilo argumental, puro nonsense y abstracción en viñetas. Este escenario sirve a Moebius para poner en práctica lo que él acabó llamando “un chiste gráfico” en el cual se sirve de cierta fragmentación de la cuarta pared implicando y requiriendo de la complicidad misma del lector si este quiere entrar en el juego. De esta manera, en las mismas páginas de la obra su autor se escuda detrás de su dibujo como un espectador más, un títere manejado por su propio relato que se define a sí mismo como un cómic desastroso, totalmente improvisado.
Por lo tanto, El Hombre del Ciguri es Moebius en estado puro, reflejando la obstinación de este autor por huir de convencionalismos, enemistándose mortalmente con los clichés, exhibiendo una fuerza narrativa plenamente visual que convierte la lectura en toda una aventura hacia lo desconocido y lo indescifrable. Este es el verdadero punto de inflexión en el cual el lector podrá reconocer el auténtico talento de Moebius o, por el contrario, renegar completamente de él, porque no estamos ante un creador de medias tintas, al que sea posible catalogar fácilmente, y las impresiones que este necesariamente provoca son tan viscerales como su propio trabajo.

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