miércoles, 26 de noviembre de 2014

26/11: Marmalade Boy Vol. 7



26/11: Marmalade Boy – Vol. 7 (194 Págs.)
Wataru Yoshizumi – Editorial Ivrea 2007

Anteúltimo tomo de Marmalade Boy, manga escrito por la autora Wataru Yoshizumi para la revista Ribon de la editorial japonesa Shueisha, entre 1992 a 1995. Para los lectores amantes de lo romántico o del género shojo, este un gran clásico noventoso que tuvo mucho éxito tanto en manga como en su versión animada. Y como dije en todas las reseñas, se debe a que es una historia muy entretenida, naif, inocente, con muchas escenas de humor y muchísimos enredos amorosos. Este séptimo tomo tiene un primer capítulo muy gracioso, con muchas buenas escenas que te pueden sacar una sonrisa, pero luego, como para acercarse a un final que esté a la altura, todo el buen ambiente se disipa para dar paso al drama, a muchas escenas de llanto, y a un final muy abierto que te deja con la duda de cómo finalizará el manga con el octavo y último tomo. Como en los tomos anteriores, este séptimo volumen fue publicado en el país por la Editorial Ivrea con traducciones a cargo de Marcelo Vicente.

 Centrándome en la historia del tomo en sí, se resolverá con final feliz el subplot del amor entre Meiko Akizuki y el profesor Namura, cuando Meiko viaje a Hiroshima acompañada por Miki Koichikawa en busca de su antiguo y prohibido amor. Y aunque esté al principio, me parece la mejor historia de todo el tomo, con el plus de que tiene el dibujo más elaborado, con los primeros planos y el ambiente de la playa muy al estilo de las Clamp. Pero como ya nos tiene acostumbrado Wataru Yoshizumi, luego de algo romántico y feliz, viene la bajada y depresión, el golpe bajo para mantener a las lectoras atrapadas. Y esto se da por dos partes, que a la vez estarán relacionadas. Primero, volverá el subplot sobre el verdadero padre de Yuu Matsura, quien descubrirá por unas fotos de viejos álbumes familiares que sus padres y los de Miki se conocieron en su juventud, en la época de universitarios, y por eso deducirá que en realidad él y Miki son hermanos. Esto lo llevará a una depresión, en la cual volverá a escena para ayudarlo su amigo Satoshi, y además será la excusa para que corte la relación sentimental con Miki, pero sin contarle nada ni a ella ni a su familia para no preocuparlos. Y como si esto no fuera poco para tener dramatismo y muchas escenas con los protagonistas llorando, Yuu decide irse lejos para olvidarse de todo y seguir su carrera de arquitectura en una universidad de Tokio. El tomo finaliza con una Miki dolida, pero aceptando la decisión de Yuu, decidiendo cambiar su imagen e intentar ser “una nueva persona”, dejando abierto un final en donde todo puede pasar, aunque uno imagina que en esta clase de mangas de ambiente pastel se espera el final feliz.
 Contra todo mi pronóstico del volumen pasado, el personaje de Kei Tsuchiya no tiene ingerencia en la trama, y en una obra de tantos personajes secundarios que sirvieron para el humor y para los triángulos amorosos, ya hay varios que quedan casi olvidados, como la rebelde Suzu Sakuma que apenas hace un cameo, o la pareja compuesta por Ginta Sou y Arimi Suzuki, que casi ni se muestra, seguramente debido a que en el tomo anterior tuvieron su “final feliz” y ya no pueden aportar mucho más a la trama. Aún así, es un tomo muy entretenido que precede al final, y con un ambiente tan tenso, todo esta preparado para cerrar la serie bien arriba.

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