martes, 20 de enero de 2015

20/01: Corto Maltés Vol. 1: La Juventud



20/01: Corto Maltés Vol. 1: La Juventud (74 Págs.)
Hugo Pratt – Grupo Clarín 2010

El año pasado reseñé un tomo de El Corto Maltés que recopilaba tres historias importantes en la trayectoria de este marino aventurero (una de ellas La Juventud), y que al encontrarse en una mesa de saldos de una librería, era una buena oportunidad para que cualquier lector pueda entrar en el mundo del personaje creado por Hugo Pratt. Un año después y en la misma librería, pude conseguir toda esta colección que Clarín publicó en su Colección Ñ, en 12 tomos a lo largo del año 2010. Y como estamos en el mes de los volúmenes 1, y en la reseña anterior no hice hincapié en desmenuzar la historia en una única reseña, me pareció la oportunidad de empezar la nueva colección y extender más mi visión de La Juventud.

 A diferencia de lo que pudiera uno esperar, Corto aparece  poco, tarde y de manera casi anecdótica. Los personajes principales de esta aventura son otros: un joven Rasputín y un curtido, pero también joven, Jack London. El motivo es que Hugo Pratt perseguía, en un principio, hacer una serie más larga, donde el joven Corto tendría más presencia, pero sus insalvables desaveniencias con su editor le llevaron a realizar una historia bastante corta y donde, como ya decía, Corto aparece bien poco. De hecho no aparece hasta la página 50 de un total de 65 que tiene la historia. ¿Pero si, en "La Juventud", Pratt no nos cuenta la juventud de Corto Maltés qué nos cuenta? 
La historia da comienzo en un campo de batalla en  Manchuria, China, entre los años 1904-1905, dentro del conflicto que enfrenta a rusos y japoneses en sus respectivas expansiones imperialistas. Un joven violento e imprevisible Rasputín, dentro de las filas rusas, se niega a aceptar la llegada de la paz por lo cual mata a uno de sus superiores, desertando y huyendo. Al llegar a una cabaña de la Cruz Roja en el frente, se topará  con el escritor Jack London, que está allí en calidad de corresponsal de guerra, y un oficial japonés, que le acabará arrestando. London, por su parte, también deberá afrontar sus propios problemas cuando una discusión con un orgulloso y despiadado oficial japonés, experto en artes marciales, le llevará a aceptar un duelo a muerte de claro pronóstico. 
En un principio estaba prevista una continuación de esta obra, en la que Corto y Rasputín irían a la búsqueda de las minas del Rey Salomón, que se suponen en África. Nos enteramos en una conversación habida entre London y  otro reportero, acerca del Maltés y sus planes. De hecho, es hacia ese continente donde el impenitente marino parte al final de esta obra, en busca de las minas. Desgraciadamente, las diferencias de Pratt y su editor nos privaron para siempre de esa exótica aventura. Esta claro que pese a su corta edad ya es un personaje que no navega al son de otros.   Hugo Pratt vuelve aquí a ofrecer al lector los ingredientes y elementos que lo han convertido en uno de los mayores autores del cómic mundial,  saludado por la crítica internacional como uno de los mejores narradores del noveno arte. Vuelve a ofrecer  un conjunto de personajes todos ellos perfectamente construidos, fascinantes y auténticos. Con los personajes de Pratt  uno siempre tiene esa rara y lograda sensación de que tienen una vida y una historia personal más allá de su mera función en la historia en la que participan. En cuanto a la vertiente gráfica, Pratt vuelve a demostrar su rigor y exactitud en la representación del vestuario y de los uniformes; su capacidad para construir absorbentes escenas combinando sólo  planos medios y primeros de los protagonistas; su aparentemente sencillo pero inigualable trazo y su estudiada combinación de líneas finas y gruesas, que conforman una impecable sinfonía gráfica.
 Aquí concluyo la primera reseña de la colección de Clarín a color y con tapa dura, sobre uno de los personajes que probablemente a más lectores  del mundo de las viñetas ha cautivado. Un personaje que hace en cada una de sus historias las delicias de los amantes de la aventura, de lo singular e impredecible, de esos que siguen atesorando un espíritu heroico, romántico y noble.

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