viernes, 27 de marzo de 2015

27/03: The Sandman – Vol. 2: Deseo



27/03: The Sandman – Vol. 2: Deseo (496 Págs.)
Neil Gaiman, Kelly Jones, Charles Vess y Collen Doran – Planeta DeAgostini 2010

Cada vez estoy más entusiasmado con la obra maestra de Neil Gaiman. A sus magníficas tramas hay que sumarle un nivel de erudición sobresaliente. Cuando lees “Sandman” estás leyendo sobre Mitología, Literatura, Filosofía, Historia, y todo ello ubicado en un mundo sobrenatural fascinante. En este volumen 2 titulado “Deseo” se recopilan los números: The Sandman 17 al 28.
En la primera saga argumental, titulada El País de los Sueños, tenemos cuatro historias unitarias (los números 17 al 20). Empezamos con Calíope, que toma como título el nombre de una musa de la mitología griega, y nos cuenta la historia de un escritor que se enfrenta al bloqueo de ideas. Desesperado, este escritor llamado Madoc, decide plegarse ante la exigencia de otro miembro de su gremio: Erasmus Fry. Éste le pide que le traiga un tricobezoar (una bola de pelo humano que supuestamente tiene grandes poderes curativos). A cambio, Fry le regala a Calíope, una musa que insufla una fuente de inspiración inagotable a los escritores.

En Un sueño de mil gatos, un gato que se encuentra apaciblemente dormido en la casa de sus amos es despertado por un compañero que, ante la noticia de que se avecina un interesante acontecimiento, lo invita a ir al bosque. Allí, una especie de profeta felino cuenta la historia de que, una vez, el mundo era dominado por los gatos y los humanos eran sus esclavos. Los humanos descubrieron que si soñaban que el mundo lo gobernaban ellos, esto se cumpliría. Para que esto sucediera, tendrían que soñarlo mil personas a la vez. ¿Qué pasaría si fueran mil gatos los que soñaran que el mundo fuera de nuevo suyo?
 En El sueño de una noche de verano, Gaiman nos trae a un Shakespeare en el apogeo de su carrera. Absorto en su trabajo, consumido por el deseo de perfección, el dramaturgo inglés apenas ve a su familia. En el campo, acompañado por su hijo de 11 años, es contratado por el dios del Sueño para que deleite con su obra a un abanico de seres extraordinarios. Todo un deleite. Y por último en Fachada, aparece la superheroína, ya bastante olvidada, Element Girl. Amargada por un rostro decadente y por su incapacidad para relacionarse con los humanos, se ve encerrada en su piso teniendo como principal contacto con el exterior a una persona al otro lado del teléfono. El desenlace, todo un impacto.
 La segunda saga, titulada Estación de Nieblas, es mi historia favorita. Dividida en seis capítulos y un epílogo, arranca con una reunión familiar de Sandman y el resto de los Eternos. Enfrascados en distintas discusiones, a Sueño se le echa en cara que, una vez, sintiéndose rechazado por Nada (una fémina de belleza insondable), condenó a ésta a hospedar en el infierno eternamente. Afectado por esta decisión, Sueño decide ir al infierno a rescatar a Nada. Consciente del peligro, se despide de sus más allegados, pero lo que Sueño no podía saber es que le esperaba una gran sorpresa: Lucifer, el todopoderoso rey del Averno, está cansado y decide dimitir de sus obligaciones. Le cede la llave del infierno a Sueño y decide marcharse a no se sabe dónde, hastiado de la vida en el inframundo. Cuando todos los dioses y demonios se enteran de que Sueño posee la llave del infierno, van a visitarlo a su palacio, exhortándole, cada uno con sus argumentos, a que ellos deben ser los dueños de la llave y, por extensión, reyes del infierno. En “Estación de Nieblas” podemos ver un enorme abanico de personajes mitológicos, desde el dios Thor hasta Azazel, pasando por ángeles y hadas de todo tipo. Todos anhelan el inframundo. Pero, ¿quién estará destinado a ganar la llave?
 Espero que este artículo motive a los que todavía no han leído la obra maestra de Neil Gaiman a hacerlo. Estoy seguro de que disfrutarán de la lectura del cómic tanto como yo, y para que no haya excusas de conseguirlo, ECC publica en una edición nacional todo The Sandman en diez volúmenes, aunque el precio sea un poco alto.

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