sábado, 18 de abril de 2015

18/04: Vagabond Vol. 32



18/04: Vagabond – Vol. 32 (206 Págs.)
Takehiko Inoue – Editorial Ivrea 2010



Después de una larga tardanza (el último tomo reseñado data del año pasado), vuelvo con la sana costumbre de leer Vagabond, la obra (para mí, cumbre, aunque no sea la más popular) del mangaka Takehiko Inoue, uno de mis artistas fetiches por su impresionante manejo de la narrativa sin acción e ilustraciones de paisajes, autor que sin embargo es conocido en Occidente mayormente por Slam Dunk, su obra sobre básquet que su anime hizo que saltara a la fama. Para los que no hayan leído las reseñas anteriores, soy breve y sólo y comento que Vagabond trata sobre la historia de Musashi, el espadachín más famoso de Japón, quien se embarca en una búsqueda de autosuperación personal que lo llevará a enfrentarse con los más grandes expertos de las artes marciales del país. Así poco a poco, con sangre y sudor, va construyendo su propia leyenda, la del verdadero "vagabundo" más poderoso de todo Japón. Este trigésimo segundo volumen, publicado por la Editorial Ivrea con 8 páginas a color y traducciones de Marcelo Vicente, recopila los capítulos 279 al 287.

En el tomo anterior, me había quedado en la espera del duelo entre Musashi y el maestro de la esgrima Ito Ittosai. Esto traerá algunas complicaciones para el protagonista, ya que enfrentarse a semejante leyenda lo hace dudar, debido a que en su niñez, Ittosai (apodado “El Demonio de la Espada”) era su ídolo a seguir, el más fuerte de todos, en lo que el joven Takezo quería convertirse. Para eso tenemos hermosos flashbacks en los cuales volvemos a ver la niñez del protagonista, algo abandonado en los últimos tomos. Y por si esto fuera poco, también Ittosai es el maestro de Kojiro Sasaki, el otro joven con una destreza increíble para la espada, que está destinado a ser el rival de Musashi. Y Kojiro también hace presencia en este tomo, enfrentándose a su maestro, mostrándonos un paralelismo entre Kojiro y Musashi, los dos jóvenes dotados para la esgrima. Lo último destacable para comentar, es la muerte de Sekishusai Yagyu, de la que en el tomo anterior ya veníamos viendo cómo el anciano maestro pasaba sus últimos momentos.
 Como siempre, estamos ante una historia que avanza lentamente, con mucho espacio para la introspección, para que los personajes imaginen cosas, vean imágenes proyectadas de sus propias mentes que les hablan y ayudan a conocer respuestas, tengan sueños, flashbacks, y todo lo que le da ese aire intimista y filosófico a esta obra.
 Por el lado del dibujo, la obra cuenta con un perfecto apartado técnico-ilustrativo; alcanzado un dibujo muy realista, profundo y artístico. Este mangaka es uno de mis autores favoritos, sin duda alguna. Primero, porque sus obras me sorprenden y encantan a cada página que paso, y segundo, por su gran dibujo, técnica y precisión artística (de las mejores técnica de dibujo que he visto). Todo un gran mangaka que merece toda la importancia que tiene y más. Prometo no tardar tanto en leer el siguiente volumen.

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