lunes, 24 de agosto de 2015

24/08: Materia Oscura



24/08: Materia Oscura (104 Págs.)
David Lloyd – 001 Ediciones 2012

Materia Oscura es una lujosa recopilación de historias cortas que tienen un común denominador, el artista británico David Lloyd. El título hace referencia tanto a la condición genérica de prácticamente todas las historias, enclavadas en los universos terroríficos o fantásticos de las publicaciones clásicas de historietas cortas, como en el carácter hasta ahora inédito de ese material en nuestro país, ya fuera por tratarse de historias de aprendizaje o publicadas en revistas inglesas o americanas que carecen de distribución fuera de esos países. Si la recuperación de un material inédito no es suficiente aliciente, los textos de David Lloyd que acompañan a cada relato sí deberían serlo. Contextualizando cada historia dentro de su carrera artística habla de las influencias de cada una de ellas -algunas rayanas en el plagio inconsciente o adelantándose varios años a otras historias-, de la forma de encarar artísticamente cada uno de los proyectos, de su gusto por la experimentación con materiales y técnicas, de la forma de afrontar el mercado, etc.

 Es lógico que al tratarse de una recopilación de material tan diverso, realizado a lo largo de varias décadas de trabajo y destinado a diferentes publicaciones, la calidad de las historias varíe ostensiblemente. Así, las historias Harpía, El oro del demonio y Diario de un viajero espacial, todas ellas con autoría completa de Lloyd, presentan un guión no tan atractivo. Es en las historias donde entran otros escritores y el artista experimenta con aguadas o pintura cuando el nivel del libro sube ostensiblemente. En el plano de lo correcto situaría El hombre en la niebla (con guión de Robert Curran y el propio Lloyd) y Una impresión duradera. El primer relato, una historia claustrofóbica ambientada en una urbe brumosa e irreal, va conduciendo al lector hacia el inevitable clímax de forma harto inteligente, mientras que el segundo presenta una historia con resabios literarios y cinematográficos (Lloyd cita a Agatha Christie, pero me parece más evidente la sombra de Alfred Hitchcok) para plasmar un crimen pasional no tan perfecto.
 La mejor parte de la antología pertenece en mi opinión a la de tres guionistas cuyas obras hablan por sí mismos y que proporcionan un material de partida bastante agradecido. En Recordando a Rene (con guión de Stephen Bissette) un hombre ciego que vive solo con su perra lazarillo en su apartamento no cesa de recordar a su difunta esposa, una presencia que quizá sea más real de lo que él mismo cree. En apenas cinco páginas se nos narra una historia de oscuridad y melancolía bastante potente que merece más de una lectura. La gran muerte (Peter Milligan) plantea un relato intimista y opresivo en el que se nos refleja un mundo sin esperanza, en el que sólo el recuerdo por el pasado aleja la sombra de esa muerte final en un mundo sin niños. En su lugar adapta una historia de Ramsey Campbell y es una de las historias más largas del libro, jugando con la cotidianeidad de un ambiente suburbano y una relación particular para irnos conduciendo al terreno de lo fantástico e irreal que acabará por succionar a los protagonistas en un mundo desconocido. Finalmente, y recuperando la contundencia de la parquedad narrativa, en ocho páginas y con guión de Josef Rother, Ciudad de fantasmas cuenta una historia próxima a El sexto sentido con vuelta de tuerca final aterradoramente lógica pero para mí genuinamente sorprendente.
 La edición de 001 Ediciones, en tapa dura y papel satinado, que quizá no sea la mejor elección para plasmar las historias en blanco y negro de Lloyd, se completa con un dossier sobre todos los autores del libro, guinda final a un tomo imprescindible para los admiradores de David Lloyd y que permite descubrir la voz de un autor que es alguien más que el tipo que dibujó al personaje que sirvió de modelo para las caretas que tanto Anonymous como diversos movimientos reivindicativos han popularizado. Y sólo eso, no es poco.

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