martes, 17 de noviembre de 2015

17/11: DMZ Vol. 6: Sangre en el Juego



17/11: DMZ Vol. 6: Sangre en el Juego (144 Págs.)
Brian Wood y Riccardo Burchielli – Planeta DeAgostini 2009

Las cosas se complican y mucho en Nueva York, en DMZ una vez que llegamos al magnífico y portentoso arco argumental Sangre en el Juego (#29 a 34). En esta nueva entrega conoceremos un poco más a la familia de nuestro protagonista Matty Roth, puesto que además de una nueva aparición de Mr. Roth, entrará en escena su madre, Madeleine Mastro. Y por supuesto sabremos del controvertido candidato a la alcaldía de la Ciudad. Demos la bienvenida a nuestra historia a Parco Delgado, presidente del partido Delgado Nation, un hombre que llega dispuesto a marcar a fuego su huella en esta ficción.
Por primera vez desde que diera inicio el conflicto, se ha alcanzado un alto el fuego en la DMZ, tras un considerable esfuerzo diplomático. Es el momento idóneo para llevar a cabo un simulacro de elecciones y facilitar así la impresión de que la situación empieza a estar controlada.

 Y en esas están las dos facciones militares participantes en la disputa cuando al proceso electoral se suma por sorpresa el partido Delgado Nation. Esta organización personaliza la voz del pueblo e insta al ciudadano a participar de un proceso del cual estaba siendo alejado. Con Madeleine Mastro como directora de campaña, Parco Delgado da inicio a una carrera política participativa, vestida de no pocos radicalismos. Al salirse esta situación del guión pre-establecido por las fuerzas militares, el nuevo postulante se encontrará muy pronto con la rigurosa oposición de aquellos que rigen hasta ese momento los designios de la ciudad. Y de esta forma llegamos al día de las elecciones, un crudo relato de cómo los comicios son sometidos a extorsión, intimidación, violencia y miedo. Comprendemos de esta manera lo riguroso de la vida en una ciudad magullada por el conflicto; donde cualquier intento de cambio conlleva un alto sacrificio. Sin duda debió escocer al lector americano, porque les han presentado en su propia casa el tipo de elecciones que normalmente vemos en lugares remotos que nos venden como incivilizados. El lector asiste a unos comicios en los que los observadores internacionales se han quedado en el hotel, aterrorizados, los cascos azules de la ONU son quitados de en medio y los mercenarios de Trustwell interfieren impunemente imponiendo su propia ley. Y consciente de todo ello está Matt Roth, estrechamente vinculado ahora a la política.
 Resulta conveniente hablar un poco de la figura de Parco Delgado, dada la categoría que este personaje adquiere en la serie desde el momento en que hace su aparición. Se nos habla de Parco como un colombiano líder de una banda callejera y una no muy recomendable compañía. Tras esta referencia su figura se desvanece hasta el momento actual, donde lo encontramos constituyendo la cabeza visible de un partido radical, que más bien da la impresión de ser una milicia más. Por todo ello, el personaje de Parco Delgado toma prestadas muchas actitudes y elementos políticos/sociales de líderes latinoamericanos como Hugo Chávez, Evo Morales o el siempre referente Fidel Castro. Aunque por otra parte la figura de este candidato tampoco puede eludir a Barack Obama, actual residente de la Casa Blanca. Delgado es en Sangre en el Juego lo que Obama era en marzo de 2008 (fecha original de publicación de la saga), el prometedor candidato de una etnia minoritaria con notable apoyo popular. Leyendo el cómic encontramos suficientes paralelismos entre ambas figuras, puesto que en los dos casos los candidatos hacen valer proclamas efectistas aunque vacías, con un discurso asentado a nivel de calle y altamente efervescente para el ciudadano de clase media o baja.
 Sangre en el Juego es una historia que versa sobre política no es tal vez algo demasiado original. Sin embargo, tras esta pancarta presenciamos una ácida crítica a la política actual; desde las manipulaciones electorales de occidente a los espejismos democráticos que cada vez más impunemente se comenten en oriente. Todo ello sumado a ese equilibrio de poder que tan a menudo lleva a cabo la serie (falso documental, acción, tensión, crueldad) y que le confiere imborrable personalidad como indefinido género.

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