lunes, 24 de febrero de 2014

24/02: Lost World



24/02: Lost World (248 Págs.)
Osamu Tezuka –Glenat 2007

Después de varios días, vuelvo a reseñar una obra del Manga no Kamisama, Osamu Tezuka. Como ya comenté anteriormente, el fue el pionero del manga y del anime. Esta obra fue publicada en 1948, cuando no existían las revistas de antología que publican episodios semanales, quincenales o mensuales. Como todas las obras de esta época, tienen una marcada influencia por los dibujos de Disney, con un dibujo apuntado al público juvenil (como cuando los personajes se golpean y causan gracia como las caricaturas de la década del 30, los villanos bien marcados, etc.).

 Lost World, vendría a ser la segunda parte de una trilogía orientada a la ciencia ficción (integrada por Metrópolis y Lost World), pero que se lee independientemente. Como elemento que las une, aparte de la ciencia ficción obviamente, es que las protagonizan los mismos protagonistas, aunque en diferentes papeles (como el joven Kenichi, el detective Mustachio con papeles trascendentales, Lamp, Duke Red, etc.).
 La historia transcurre mayormente en Mamango, el planeta que en su día se separó de la Tierra y partió hacia el espacio, que vuelve a acercarse a nuestro mundo después de un viaje de cinco millones de años, y los exploradores de la Tierra arriesgan su vida para conseguir las poderosas piedras de energía que se ocultan en sus entrañas. Resulta interesante ver que la obra vendría a ser una mezcla de varios géneros, entre ellos el de misterio (con un asesinato como inicio de la historia), la ciencia-ficción (en un estilo muy parecido al de Julio Verne) y la aventura (porque el planeta Mamango donde transcurre la segunda parte de la historia tiene claras connotaciones a El Mundo Perdido de Arthur Conan Doyle, pese a que en el epílogo el autor reconoce que no había leído la citada obra en el momento en que creó esta historia). Vale destacar también la presencia de la gente planta (las plantas que adoptan apariencia humana) que luego volvería a utilizar en el resto de sus series, como en Next World o Astroboy.
 La historia no tiene un protagonista determinado, ya que la acción se nos va contando progresivamente bajo la mirada del Doctor Shikishima, del detective Shunsaku Ban (Mustachio) e incluso de los malvados, pero el resultado final es de agradable lectura principalmente por el carácter caricaturesco, influenciado por un Walt Disney que también se iniciaba por aquellos años (nótese el cameo del Pato Donald en la parte final de este tomo). Por eso, pese a cierta infantilización en el personaje del científico, no deja de ser esta una obra curiosa de descubrir para conocer un poco de los orígenes de este genio del manga.
 Las historias de Tezuka de aquella época tienen un estilo que, aunque fuese innovador en su época, ahora puede parecer antiguo, hecho que a algunos puede no convencerlos, pero los guiones tienen claras referencias al cuidado de la naturaleza y al antimilitarismo (por la Guerra Fría que recién empezaba) muy disfrutables.

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