jueves, 4 de septiembre de 2014

04/09: Sargento Kirk / Ernie Pike – Biblioteca Clarín de la Historieta



04/09: Sargento Kirk / Ernie Pike – Biblioteca Clarín de la Historieta (258 Págs.)
Héctor Oesterheld y Hugo Pratt – Grupo Clarín 2006

¡Feliz Día de la Historieta gente comiquera! El 4 de septiembre es el día elegido para su festejo, y esto se debe a que es la fecha en que apareció el primer número de la revista Hora Cero Semanal en 1957. Esta revista era publicada por Editorial Frontera, propiedad de uno de los más destacados guionistas del país: Héctor Germán Oesterheld y en cuyas páginas se serializó El Eternauta, obra de Oesterheld y Francisco Solano López (reseñada el 22 de Enero de este año) que marcó un hito en la historieta de la Argentina. Es por eso que me pareció oportuno conmemorar este día con este libro que recopila (con resultados controvertidos) dos de las grandes creaciones del maestro Oesterheld: Sargento Kirk y Ernie Pike. Ambas creaciones fueron dibujadas por un italiano ignoto recién llegado al país, Hugo Pratt, con guiones de Héctor Germán Oesterheld, quien iba en sigiloso camino no sólo hacia su obra más conocida, El Eternauta, sino a ser considerado la gran eminencia argentina en estos asuntos.

 Corría 1953. Kirk había sido ideado para operar en nuestras pampas, a lo Martín Fierro, pero finalmente se lo depositó en el Lejano Oeste. Lo que tuvo de distinto, de fundacional, esta historieta, fue que su protagonista no se sumó al exterminio sistemático de pieles rojas tomando algún libreto hollywoodense, sino que se sitúo en una zona neutral entre colonos y nativos, para operar cerca de la ley, pero nunca tan cerca. Los dibujos de Pratt hicieron inolvidables los rasgos de Kirk, como más tarde sucedería con Corto Maltés. Los textos de Oesterheld calaron más hondo que otros. Los personajes no eran chatos estereotipos; tenían sus pasados, sus zonas oscuras, sus pliegues. Ernie Pike, en cambio, fue el cronista de la Segunda Guerra Mundial que contaba el drama a escala humana dentro de la gran masacre, siendo el fruto de una colaboración más aceitada entre Pratt y Oesterheld. Pike tiene los rasgos de Oesterheld (el dibujo se inspiró en su cara) y  se dedica a contar episodios de por aquí y por allá, desde perdidas islas del Pacífico a las colinas de las afuera de Roma.
Este tomo tiene 6 historias sobre el Sgto. Kirk. En La Caza del Comanche y Hermanos de Sangre (publicadas entre Enero a Febrero de 1953), Oesterheld pensaba en términos literarios, escribiendo folletines, no guiones. Pratt apenas podía ilustrar lo dicho, y sólo se siente más cómodo en las escenas de movimiento. En cambio, las cuatro historias restantes son unitarias, más completas. En La Justicia de Wahtee y La Balada de los Tres Hombres Muertos hay una propuesta teatral: unidad de acción, de tiempo y de lugar: todo pasa en pocas horas en lugares acotados. Aquí Pratt es otro, con cuadritos apaisados, cinematográficos en su enfoque, se permite “dibujar” más, trasladando la ambientación a pasajes urbanos o de interiores. En Los Caballos de Wahtee es una de las últimas aventuras de Kirk en la Editorial Abril y tiene la pinta de ser una “historia de continuará”. Y El Odio de Corazón Sutton es una historia moderna, sin narrador, con un Pratt evolucionado, con extrañas tramas mecánicas y secuencias.
 Con el personaje Ernie Pike se recopilan las historias Francotiradores, Un Teniente Alemán, Desencuentro, La Fuga, El Senegalés, La Patrulla y K.O. Sims publicadas entre  Mayo de 1957 a Abril de 1959, con un efecto de realidad de parte de Pratt impresionante y fundamental, sumando documentación precisa y un dibujo descarnado con los efectos de la violencia. Aquí Oesterheld da cátedra con Desencuentro, Un Teniente Alemán y La Fuga, sencillamente historias sobre la guerra con una visión conmovedora, contadas por el narrador periodista que no es otra cosa que la mirada del propio guionista.
 Al encontrarse en librerías de saldos a un precio regalado, es una buena oportunidad para que cualquier lector conozca o se reencuentre con estos entrañables personajes del guionista por excelencia de la historieta argentina, aunque en la edición de Clarín se puede criticar la publicación de las tiras en un formato vertical y no apaisado como fue originalmente, bajando al calidad de algunas viñetas que cambian de tamaño para que entren en una página. Si obviamos este error, es un libro recomendable para amantes de la historieta argentina y del cómic en general.

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